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En la luna

A 50 años del alunizaje del Apolo XI

¿Es esa diminuta canica azul, que apenas puedo entrever a través del visor, lo que hasta hace dos días yo llamaba hogar?

canica

Un escalofrío me recorre el cuerpo. La canica flota en medio de la anchura del desierto negro del cosmos, muy oronda y segura de su importancia. Sin embargo, ¡que pequeña es! Desde aquí, parece un satélite de la Luna, y no al revés. Aun así, se ve tan bella… sus veladuras blancas, su elegancia verdiazul, uno puede entender las ínfulas terrestres al comparar su gallarda faz con las pardas vestiduras del resto de los planetas. Yo no elegiría vivir en Júpiter, por ejemplo. En principio, porque hay vientos de 140 kilómetros por hora, y no hay oxígeno ni agua; pero, además, porque Júpiter es antiestético. Esta claro que no se compara ni un ápice a nuestro coqueto hogar, lleno de pequeños milagros biológicos como los árboles, las jirafas y los jazmines, ordenamientos de carbono tan primorosos que parecen estar hechos por la mano del delicado orfebre que… mmm, ya sueno como mi pastor, allí abajo. Mi mamá estaría orgullosa.
Hay que admitir, sin embargo, que la Luna también tiene lo suyo. Comprender que soy uno de los dos primeros seres vivos en hollar estas planicies cenicientas, me embarga de un sentimiento abrumador que me atenaza la garganta.

5136519916_e5beec314f_b No sé qué hacer; si reír, si llorar, si componer poesía; sinceramente, no sé cómo actuar dignamente ante la tarea hercúlea que Dios puso sobre mis hombros. Y para colmo de males, en vez de comportarme de acuerdo a la gravedad de las circunstancias, me veo obligado a moverme dando saltitos tontos, como si fuera una gallina. Pero Dios va a comprender, aquí no hay gravedad.
–¡Eh, Buzz! ¿¡Ya tomaste las muestras!?
Oh, Neil. Déjame contemplar el misterio de los siglos condensándose en las huellas perfectas y enormes que dejan los zapatotes del traje, huellas que quedarán indemnes hasta que el sol se trague la galaxia.

Apollo_11_bootprint El comandante es un hombre más pragmático, supongo, el típico norteamericano, no entiende de poesía o metafísica, solo está interesado en seguir a rajatabla la misión que le fue encomendada.
–Enseguida, capitán.
–Vamos, hay que apurar el paso, no nos queda mucho tiempo.
Bueno, Neil. Tardamos siete mil años en llegar, podemos quedarnos unos minutitos más. Casi lo olvido, tengo que comulgar aquí arriba. Eso me hará el primer presbiteriano, y el primer ser humano, si vamos al caso; en probar bocado fuera de la órbita terrestre. Lo digo otra vez, mi mamá, allá en ese puntito invisible que es ahora New Jersey, se sentirá muy orgullosa. Y Robert, el pastor.
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Que pacífico, oscuro y frío es este desierto ¿Habrá sido así la tierra, al principio de los tiempos, antes que el Creador nombre cada cosa?
–Las muestras, Buzz. ¿Estás en la luna, acaso?
Jaja. Humor de astronautas, supongo. Vamos capitán. ¿Solo piensas en juntar piedritas? Mira las constelaciones, fijadas al cielo de manera tan bella y patente, como nunca pueden verse en nuestro planeta. Disfruta un poco este momento. Nunca más volveremos a observar nada igual.
Comulgaré. Si tan solo pudiera acallar las maquinarias del Apolo, quedarme en silencio unos minutos.
–Buzz, Neil, ya es hora de que vuelvan.
–Entendido, Collins. Buscaré a Buzz y subiremos.
–De acuerdo, capitán.

Collins y Armstrong siempre con sus muestras, sus corridas, sus urgencias… y se pierden esto. La abismal negrura del espacio abierto, infinito, tan sobrecogedor que es imposible contemplarlo sin sentirse subyugado por una sensación de terror reverencial. Es como ver a Dios cara a cara. Tengo ganas de postrarme en tierra, de gritar que no soy digno, que no merezco tanta belleza. Nuestro planeta, que según las leyes naturales nunca debimos haber dejado, a nuestros pies, a miles de kilómetros de distancia.

transbordador

Los ojos de todos sus habitantes viéndome en este momento, a los saltitos. Pienso en mi madre, en mis amigos, en mi esposa, en mis hijos, si pudiera traerlos a todos y hacer una barbacoa aquí, en este polvoriento suelo virgen, contemplando la canica azul allá a lo lejos…
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–Buzz… ¿Dónde te has metido? ¡Contesta!
El cielo es tan salvajemente hermoso desde aquí… me hace acordar a esa vez en la que acampamos con mi padre en Arizona, no había ninguna luz en kilómetros a la redonda y apagamos la fogata para que ningún resplandor nos impida ver las estrellas…
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Oh, aquello era sublime, pero esto es… tengo ganas de llorar, que hermoso es todo, este cráter, esos promontorios afilados, el transbordador despegando …

¡¡¿Qué?!! ¿Se van? ¡Neil, Collins! ¿¡Me copian!? ¡Espérenme! ¡No me dejen aquí, solo en esta mugrosa roca sin vida! ¡No se vayan sin mí!!! ¡Espérenme! ¡¡Por favor!!!

¡¡No me dejen!!!
buzz2

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El olor del Anselmito

El querido 3 CV

citrobala

Aprovecho para subir algo, ya que hoy es el día del dibujante y eso me parece argumento suficiente. En esta ocasión, subo algunas de las ilustraciones que realicé para el arte de mi propio disco (me cobré barato), llamado «El olor del Anselmito» . Ya subiré más. ¡Feliz día del dibujante para todos y todas! (los dibujantes, se entiende). Este dibujo esta basado en hechos reales.

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Las medias de los flamencos

Una ilustración que hice a partir de este hermoso cuento de Horacio Quiroga, del que pongo un fragmento:
«(…) Cuando vieron a tos flamencos con sus hermosísimas medias, todos les tuvieron envidia. Las víboras querían bailar con ellos únicamente, y como los flamencos no dejaban un Instante de mover las patas, las víboras no podían ver bien de qué estaban hechas aquellas preciosas medias. Pero poco a poco, sin embargo, las víboras comenzaron a
desconfiar. Cuando los flamencos pasaban bailando al lado de ellas, se agachaban hasta el suelo para ver
bien. Las víboras de coral, sobre todo, estaban muy inquietas. No apartaban la vista de las medias, y se
agachaban también tratando de tocar con la lengua las patas de los flamencos, porque la lengua de la
víbora es como la mano de las personas. Pero los flamencos bailaban y bailaban sin cesar, aunque
estaban cansadísimos y ya no podían más. Las víboras de coral, que conocieron esto, pidieron en
seguida a las ranas sus farolitos, que eran bichitos de luz, y esperaron todas juntas a que los flamencos se
cayeran de cansados. Efectivamente, un minuto después, un flamenco, que ya no podía más, tropezó
con un yacaré, se tambaleó y cayó de costado. En seguida las víboras de coral corrieron con sus farolitos
y alumbraron bien las patas de! flamenco. Y vieron qué eran aquellas medias, y lanzaron un silbido que
se oyó desde la otra orilla del Paraná. –¡No son medias! –gritaron las víboras–. ¡ Sabemos lo que es!
¡Nos han engañado! ¡Los flamencos han matado a nuestras hermanas y se han puesto sus cueros como
medias! ¡Las medias que tienen son de víboras de coral Al oír esto, los flamencos, llenos de miedo
porque estaban descubiertos, quisieron volar; pero estaban tan cansados que no pudieron levantar una
sola pata.(…)»

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¡Caracoles!

¡Sopa de Caracol!

3-Sopa de caracol!!

Aparte de «Despacito», canción que la población caracolil se toma como una afrenta personal, el otro tema que está absolutamente prohibido en los antros de karaoke caracol es este infame éxito noventoso que se atreve a berrear este imprudente cantante, produciendo una muy lenta estampida. Me acabo de enterar que este dibujo esta siendo expuesto a kilómetros de aquí, en Lérida, Cataluña, España; como una de las obras elegidas en el X concurso de humor gráfico caracolero. No sé que suerte habrán corrido mis otras dos obras. Por las dudas, yo ya las expuse acá.

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¡Caracoles!, Uncategorized

Cámara lenta

2-caragol (bajarle el amarillo)

Segundo dibujo de la serie caracolar, en este caso presentando una problemática muy espinosa en la cadena Caragol: las repeticiones en cámara lenta, que insumen varios años de pantalla y al menos, tres o cuatro generaciones de periodistas deportivos. Pero bueno, todo sea con el fin de aclarar las polémicas ¿no?

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¡Caracoles!

El origen de los caracoles marinos

1- El origen de los caracoles marinos

Comienzo hoy esta nueva serie en la que voy a mostrarles los dibujos con los que participe del X concurso de Humor Caragolero de Lérida, en España. El hecho que ahora este subiendo este dibujo y no comiendo caracoles (lo cual no sé si es bueno o es malo) en la soleada Cataluña, habla a las claras de como me fue en el concurso… Otra vez será. De todas formas, hoy como locro.

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El salto del Tigre

tigre

¿Que pasa cuando me regalan un Sharpie y tintas chinas para mi cumpleaños? .Bueno, básicamente, pasa esto, dibujo un tigre planeando, presto a abalanzarse sobre los aterrorizados cervales, en medio de la jungla india. Y después me paso cuatro días puteando porque tengo que pintar un dibujo lleno de pequeños detalles. Espero que les guste, por lo menos.(Gracias Verónica y Noel por el regalo)

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Tundra

lobo

Esta paz inmoviliza mis instintos,
Y acalla la urgencia ronca de mi aullido
Es que sin luchar, nuestra vida es tan ficticia

Esta tibieza enfría mis sentidos,
Y demoniza las ansias de mi hocico
Es que sin luchar, nuestra vida es tan ficticia

Extraño el hielo doliendo en mis narices
Y añoro el beso pétreo de sus colmillos
Es que sin luchar, nuestra vida es tan ficticia

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Otro de pingüinos

Naturalista alcohólico

borracho

Nuevo año. Un año que, obviamente, debe inaugurarse con un dibujo alusivo; o al menos con algo dibujado en el corto transcurso de este 2017.
Bueno, no.
Subo un dibujo del 2013. ¡Sorpresa!

Esto es lo que hace un verdadero artista,ir contramano de sus expectativas aburguesadas, subvertir sus fatuos convencionalismos y despertar sus conciencias subyugadas por el opio del capital.

Una explicación más sencilla sería que no pude dibujar nada todavía porque tengo que corregir la tesis. Pero no me gustan las explicaciones sencillas.
¡Salud!

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Gran triunfo del gordo con chancletas

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Siempre me pongo a pensar que poético sería que, en la largada por la final olímpica de los 100 metros llanos, entre Usaín Bolt y Jason Gatlin, se ubicara un gordo con chancletas, sin ropa deportiva y masticando chicle. Se larga la carrera y el gordo les gana a todos con comodidad, por más de una cabeza y canchereando al final. O como en la imagen representada acá, que derrote a los keniatas en la maratón de Nueva York. ¿No sería eso más sorprendente que la aburrida realidad? Creo que por eso dibujo, para que en al menos mis universos alternativos, los gordos con chancletas sean una potencia en el deporte.

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